MILAGROS

EUCARÍSTICOS

Una parte de la exposición «Milagros eucarísticos», realizada por Carlo Acutis, en formato renovado y actualizado.

TUMACO, COLOMBIA (1906)

La isla de Tumaco milagrosamente sobrevivió a la catástrofe gracias a la fe de sus habitantes y a la bendición que impartió el padre Gerardo Larrondo con el Santísimo Sacramento.

El 31 de enero de 1906 los habitantes de una pequeñísima isla del Pacífico sintieron a las diez de la mañana un fuerte terremoto que duró alrededor de diez minutos. Todo el pueblo corrió a la iglesia para suplicar al párroco, el padre Gerardo Larrondo de San José y a su vicario, el P. Julián Moreno de San Nicolás Tolentino, que organizaran una procesión para implorar la ayuda de Dios. Mientras tanto, el mar seguía avanzando con la amenaza de formar una inmensa ola.

El padre Gerardo consumió todas las Hostias consagradas y conservó solo la Hostia grande. Luego, dirigiéndose al pueblo, exclamó: «¡Vamos, hijos míos, vamos todos a la playa y que Dios tenga piedad de nosotros!» Todos marcharon seguros ante la presencia de Jesús Eucaristía. El P. Larrondo bajó valientemente a la playa con la custodia en la mano. Cuando la ola estaba llegando, alzó con mano firme y con el corazón lleno de fe la Sagrada Hostia a la vista de todos y trazó con ella la señal de la cruz. Como si hubiera sido detenida por una fuerza invisible y superior a la naturaleza, la potente ola que amenazaba con borrar de la tierra al pueblo de Tumaco se contuvo instantáneamente e inició su retroceso, mientras el mar regresaba a su nivel normal.

El P. Larrondo organizó inmediatamente una solemne procesión con el Santísimo recorriendo todas las calles del pueblo que había sido salvado por Jesús Eucaristía.

Es este un milagro particular en el que queda patente la potencia y el poder salvador de Dios, el mismo Dios que creó el cielo y la tierra, presente realmente en la Eucaristía.

FIECHT, AUSTRIA (1310)

El pueblecito de San Georgenberg Fiecht, ubicado en el valle del Inn, es conocido gracias a un milagro eucarístico ocurrido en 1310. Durante la celebración de la Misa el sacerdote, después de haber consagrado el vino, fue asaltado por la duda de si bajo las especies del vino se encontraba verdadera y realmente la sangre de Cristo. Inmediatamente el vino se transformó en sangre roja que comenzó a hervir en el cáliz hasta el punto de derramarse. El abad y sus monjes, quienes se encontraban en el coro, además de numerosos peregrinos presentes en la celebración, se acercaron al altar y constataron lo que había sucedido. El sacerdote, lleno de temor, no logró beber toda la Santa Sangre, por lo que el abad vertió el resto en un recipiente junto con el paño con el que se secaba el cáliz, para luego depositarlo en el tabernáculo del altar mayor. Numerosos peregrinos comenzaron a visitar el santuario para adorar la Santa Sangre. El creciente número de devotos hizo que en 1472 el obispo Georg von Brixen enviara una comisión para analizar el fenómeno. Después de numerosas investigaciones, fue declarada la autenticidad del prodigio y se promovió la adoración a la Santa Sangre.

La reliquia de la Santa Sangre ayudó a conservar la fe católica durante el cisma protestante, cuando los dogmas de Lutero se difundían por doquier por esas zonas. Los monjes de Georgenberg se referían al santo milagro de la sangre como una prueba de la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento.

En 1480, 170 años más tarde, la Santa Sangre se encontraba «fresca como si hubiese brotado hoy de una herida», escribía un cronista de la época. Actualmente la reliquia sigue siendo custodiada en el Monasterio de San Georgberg.

Es este milagro, como tantos otros, una prueba de la presencia real de Cristo en la Eucaristía con su cuerpo y especialmente con su sangre derramada por nosotros, que nos lava y purifica.

MIDDLEBURG–LOVAINA, BÉLGICA (1374)

En Middleburg vivía una mujer de la nobleza, conocida por todos debido a su gran fe y devoción. Además, se preocupaba atentamente de la formación espiritual de sus familiares y domésticos. Durante la Cuaresma del año 1374 llegó un nuevo trabajador a su casa, pero este llevaba una vida de pecado y hacía mucho tiempo que no se confesaba.  La señora invitó a todos los trabajadores a participar en la Misa, y Jean no se atrevió a oponerse. Cuando llegó el momento de la comunión se acercó de modo superficial. Apenas recibió la Hostia en la boca, esta se transformó en carne sangrante.

Inmediatamente, Jean se quitó la partícula de la boca, de la cual cayó la sangre, que fue a parar sobre un paño que cubría la balaustrada que estaba delante del altar. El sacerdote comprendió lo que estaba sucediendo. Lleno de emoción, tomó la Hostia milagrosa y la depositó en un recipiente, dentro del tabernáculo. Arrepentido, Jean confesó su pecado ante todos. Desde ese día llevó una vida ejemplar y conservó hasta el final de sus días una gran devoción por el Santísimo Sacramento.

Este milagro posee abundante documentación que testifica el hecho. Los padres agustinos de Lovaina conservan hasta el día de hoy una parte de la Hostia. La otra parte se encuentra en la iglesia de San Pedro, en Middleburg.

Un milagro que nos recuerda cómo debemos recibir la Sagrada Comunión: en estado de gracia, sin conciencia de pecado mortal.

O'CEBREIRO, ESPAÑA (1300)

En el año 1300, un día crudo de un invierno helado, un sacerdote benedictino se disponía a celebrar la Santa Misa en el convento de O’Cebreiro. Como caía tanta nieve y hacía tanto frío pensó que nadie vendría a la Misa, pero se equivocó, porque un campesino llamado Juan Santín sí acudió. El sacerdote, que no creía en la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento, despreció en su interior el sacrificio y la buena voluntad del campesino y empezó así a celebrar la Misa. En el momento de la consagración, la Hostia se convirtió en carne y el  vino en sangre que se derramó del cáliz, manchando el corporal. El Señor quiso abrir los ojos al  incrédulo sacerdote que había dudado y recompensar la gran devoción del campesino. La Hostia del milagro, que es posible venerar hasta nuestros días en la iglesia donde sucedió el prodigio, se encuentra en un precioso relicario de cristal, donado por la reina Isabel, junto con el cáliz y la patena del milagro.

El Señor obró este prodigio para sostener la poca fe del sacerdote que no creía en la presencia real de Jesús en la Eucaristía y al mismo tiempo premiar la generosidad de un campesino que sabe valorar el valor infinito de una Eucaristía y es fiel a la Misa diaria a pesar de las condiciones climáticas tan adversas.

BUENOS AIRES, ARGENTINA (1992, 1994, 1996)

La parroquia de Santa María en Buenos Aires ha sido la protagonista de nada menos que tres milagros eucarísticos que tuvieron lugar en 1992, 1994 y 1996. El Dr. Ricardo Castañón Gómez fue llamado por el entonces arzobispo de Buenos Aires, el actual papa Francisco, para que analizara el milagro que tuvo lugar el 15 de agosto de 1996.

Estos fueron los hechos:

Mayo de 1992
Después de la Misa del viernes 1 de mayo, al hacer la reserva del Santísimo Sacramento, el ministro de la Eucaristía encontró dos trozos de Hostia sobre el corporal del sagrario. Consultando al sacerdote, este le indicó que los colocara en un recipiente con agua en el sagrario (una de las formas habituales para esperar a que se disuelva y luego poder purificar).

En los días siguientes, algunos sacerdotes miraban para ver si ya se habían disuelto, sin observar cambios. Siete días más tarde, el viernes 8 de mayo, advirtieron que las formas tenían un color rojizo, con apariencia de sangre.

El domingo siguiente, 10 de mayo, durante las dos Misas vespertinas, se observaron unas gotitas de sangre en las patenas con las que los sacerdotes distribuían la Comunión.

Julio de 1994
El domingo 24, durante la Misa con los niños, cuando el ministro de la Eucaristía retiraba el copón del sagrario, al destaparlo, vio una gota de sangre que corría por la pared interna del mismo.

Agosto de 1996
El 15 de agosto de 1996 el P. Alejandro Pezet celebraba la Santa Misa. Cuando estaba terminando la distribución de la Sagrada Comunión, una asistente se acercó para decirle que había encontrado una Hostia en la parte posterior de la iglesia. Era una Hostia que dejó caer un feligrés que comulgaba con la mano y, por considerarla sucia no la recogió. Lo que hizo la mujer fue avisar al párroco.

Al ir al lugar indicado, el P. Alejandro vio la Hostia profanada, la colocó en un recipiente con agua y la guardó en el sagrario de la capilla del Santísimo Sacramento.

Unos días más tarde, el 26, al hacer la reserva del Santísimo Sacramento, encontraron que la forma se había vuelto carne.

Por varios años la Hostia se mantuvo en el tabernáculo, y todo el asunto en un secreto estricto. Dado que la Hostia no sufrió descomposición visible, el entonces cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, actual papa Francisco, pidió al Dr. Ricardo Castañón Gómez analizarla científicamente.

Una muestra del tejido fue enviada a un laboratorio en Buenos Aires. El laboratorio reportó el hallazgo de células humanas rojas y blancas de sangre y de tejido de un corazón humano.

El laboratorio informó además de que la muestra de tejido parecía estar aún con vida, ya que las células se movían o latían como lo harían en un corazón humano vivo.

Cinco años más tarde, en 2004, el Dr. Gómez contactó con el Dr. Frederick Zugibe y le pidió evaluar una muestra de prueba, una vez más sin decirle nada acerca de la muestra o de su origen.

El Dr. Frederic Zugibe, un cardiólogo reconocido y patólogo forense, determinó que la sustancia analizada era de carne y sangre que contiene el ADN humano.

Zugibe declaró: «El material analizado es un fragmento del músculo del corazón que se encuentra en la pared del ventrículo izquierdo, cerca de las válvulas. Este músculo es responsable de la contracción del corazón. Hay que tener en cuenta que el ventrículo cardíaco izquierdo bombea sangre a todas las partes del cuerpo. El músculo cardíaco está en una condición inflamatoria y contiene un gran número de células blancas de la sangre. Esto indica que el corazón estaba vivo en el momento en que se tomó la muestra. Mi argumento es que el corazón estaba vivo, ya que las células blancas de la sangre mueren fuera de un organismo vivo. Él requiere de un organismo vivo para mantenerlo. Por lo tanto, su presencia indica que el corazón estaba vivo cuando se tomó la muestra. Lo que es más, estas células blancas de la sangre habían penetrado el tejido, lo que indica, además, que el corazón había estado bajo estrés severo, como si el propietario hubiera sido severamente golpeado en el pecho».

Dos australianos, el periodista Mike Willesee y el abogado Ron Tesoriero, fueron testigos de estas pruebas. Sabiendo de dónde había venido la muestra, estaban estupefactos por el testimonio del Dr. Zugibe.

Mike Willesee preguntó al científico cuánto tiempo las células blancas de la sangre se habrían mantenido con vida si hubieran venido de un pedazo de tejido humano que se hubiera mantenido en el agua. «Ellas habrían dejado de existir en cuestión de minutos», respondió el Dr. Zugibe.

El periodista le dijo entonces al médico que la fuente de la muestra había sido en un principio dejada en agua corriente durante un mes y luego otros tres años en un recipiente con agua destilada, y solo entonces había sido tomada la muestra para el análisis. El Dr. Zugibe dijo que no había manera de explicar científicamente este hecho.

Los estudios, pues, mostraron que era una parte del ventrículo izquierdo del músculo del corazón de una persona de aproximadamente 30 años, sangre del grupo AB y que había sufrido mucho al morir, con seguridad maltratado y golpeado.

Los científicos que hicieron el estudio no sabían que era una Hostia, se lo dijeron después de los análisis y quedaron asombrados, pues tiene glóbulos rojos, glóbulos blancos y células palpitando y latiendo; al clavarle una jeringa salía sangre.

Sorprendido por esta información, el Dr. Zugibe respondió:

«Cómo y por qué una Hostia consagrada puede cambiar su carácter y convertirse en carne viva y sangre humana seguirá siendo un misterio inexplicable para la ciencia, un misterio totalmente fuera de mi competencia».

Un milagro triple en una misma parroquia, el último de los cuales nos muestra claramente cómo la Eucaristía es realmente el Cuerpo de Jesucristo. La ciencia declara después de analizar la muestra, sin saber que procedía de una Hostia consagrada, que es una parte del ventrículo izquierdo del músculo del corazón de una persona de aproximadamente 30 años, sangre grupo AB y que había sufrido mucho al morir, con seguridad maltratado y golpeado.

FAVERNEY, FRANCIA (1608)

En el siglo XVII el protestantismo y el calvinismo se difundieron en Francia con gran rapidez, poniendo en grave riesgo la fe de muchos a la vez que creaba incertidumbre, incluso en el interior de los monasterios.

En la ciudad de Faverney había una abadía benedictina donde en 1608, en la vigilia de la fiesta de Pentecostés, los monjes prepararon el altar para la adoración eucarística. Como el espacio en la custodia para la Hostia era demasiado ancho, introdujeron dos Hostias. Concluidas las vísperas, la custodia permaneció expuesta sobre el altar preparado de modo provisional.

Al día siguiente, cuando el sacristán abrió la iglesia la encontró llena de humo, y el altar que había sido preparado reducido a cenizas. Todos los monjes acudieron al lugar del incidente. Enseguida comenzaron a remover los restos con la esperanza de encontrar la custodia. Cuando el humo comenzó a dispersarse descubrieron, maravillados, que la custodia estaba suspendida en el aire. Al instante la gente empezó a reunirse para contemplar el prodigio eucarístico que presentaba las Hostias intactas a pesar del incendio.

Mientras tanto, los religiosos acudieron a los frailes capuchinos de Vesoul. Estos prepararon inmediatamente un nuevo altar sobre el anterior, que había sido quemado, y allí celebraron la Santa Misa. En el momento de la elevación de la Hostia la custodia comenzó a descender lentamente hasta posarse sobre el altar.

El 10 de julio se concluyó el proceso canónico en el que el arzobispo de Besançon declaraba la autenticidad del milagro eucarístico. Como consecuencia del milagro, la fe de muchos volvió a encenderse.

Un milagro por el que la providencia divina quiso preservar a los católicos fieles de los errores calvinistas y reafirmarlos en la religión católica mostrándoles, por medio de un asombroso prodigio, la verdad de todo cuanto la Iglesia nos enseña acerca de la presencia real de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento.

¿Se puede venerar?

Aún hoy es posible ver y venerar la reliquia que contiene una de las dos Hostias que permanecieron sin daño alguno. La otra Hostia, por desgracia, tras ser donada a la iglesia de Dole, fue destruida por los revolucionarios en 1794.

AMSTERDAM, HOLANDA (1345)

Todos los años en el mes de marzo, miles de cristianos hacen una peregrinación en silencio por el centro de Ámsterdam. El motivo de esta procesión se remonta a unos hechos que tuvieron lugar el 15 de marzo de 1345. Un hombre que estaba moribundo en Ámsterdam, de nombre Ysbrand Dommer, mandó llamar a un sacerdote porque no quería morir sin el auxilio de los últimos sacramentos. Después de haber comulgado vomitó todo en una vasija, cuyo contenido fue inmediatamente arrojado al fuego de la chimenea por la señora que lo cuidaba.

A la mañana siguiente, una de las domésticas que lo servían se acercó a la chimenea para encender el fuego, como era su costumbre, y notó una extraña luz que irradiaba de en medio del fuego. Era la Eucaristía que el enfermo había vomitado la noche anterior. La cogió y la envolvió en un pañuelo, la puso en un cofre y mandó llamar a un sacerdote.

Sin decirle nada a nadie, el sacerdote llevó la Hostia a la iglesia de San Nicolás, que actualmente es la «vieja iglesia». Pero ante la sorpresa de todos, al día siguiente la Hostia se encontraba de nuevo en el cofre. Por tres veces el sacerdote tuvo que volver a la casa del enfermo para recuperar la Hostia, que milagrosamente regresaba siempre a la casa de Ysbrand. Ante estos hechos comprendieron que había que dar a conocer este milagro al público. La Hostia fue llevada nuevamente a la iglesia de San Nicolás, pero esta vez en solemne procesión. La casa en que murió el enfermo se convirtió en una capilla.

El día de Pascua los testigos y el alcalde del pueblo de Amstel redactaron un informe detallado de todos los hechos. Este documento fue luego entregado al obispo de Utrech, Jan van Arkel, quien declaró la autenticidad del milagro y autorizó su culto. La conmemoración del milagro se convirtió en fiesta religiosa y municipal.

En 1452 la capilla quedó destruida por un incendio, pero extrañamente la custodia con la sagrada partícula permaneció intacta. En 1665 la preciada custodia fue robada y no se pudo recuperar. Los únicos objetos que quedan como recuerdo del milagro eucarístico son la cajita que custodió la Hostia, los documentos que describen el milagro y algunas pinturas que se encuentran en el Museo Histórico de Ámsterdam.

Cada año, la noche del sábado al domingo sucesivo al 15 de marzo, se realiza la procesión del milagro siguiendo la ruta que el párroco de la iglesia antigua hizo en marzo de 1345. Cuando esta procesión fue estrictamente prohibida, los católicos continuaron caminando silenciosamente. Por ello es conocida como la «procesión silenciosa», la cual fue restablecida y permitida nuevamente en 1881.

En el milagro de Ámsterdam, en contra de las fuerzas naturales, el Santísimo queda intacto a pesar de las llamas. Nos recuerda la presencia continua de Dios entre nosotros y cómo ha querido quedarse para siempre con nosotros en la Eucaristía.

EL ESCORIAL, ESPAÑA (1572)

Una Hostia consagrada fue profanada en el verano de 1572 y aún hoy se mantiene incorrupta. Aunque el prodigio se verificó en Holanda, la reliquia de este milagro eucarístico se venera actualmente en España, en el Real Monasterio de El Escorial.

En el año 1572 la Eucaristía fue profanada en Gorkum (Holanda) por algunos seguidores de Zwinglio (los llamados «Guex de la Mer»), pagados por el príncipe de Orange. Estos invadieron la ciudad, la saquearon y finalmente entraron en la catedral. Golpearon con mazas de hierro el tabernáculo, extrajeron la custodia con el Santísimo Sacramento y arrebatando la Hostia la tiraron al suelo. Uno de los profanadores la pisó dejándole tres orificios, porque la suela de las botas estaba provista de clavos. En ese mismo momento salió sangre viva de los orificios, los cuales después se transformaron en tres pequeñas heridas circulares. Hasta el día de hoy es posible contemplar esta Hostia milagrosa.

Uno de los profanadores, sintiendo a la vez gran arrepentimiento y maravilla, advirtió del suceso al canónigo Jean van der Delft, quien logró recuperar la Hostia y ponerla a salvo. La reliquia, después de algunas vicisitudes, fue donada en 1594 al rey Felipe II de España. Desde entonces la Hostia, que se conserva intacta hasta nuestros días, se venera en la sacristía del Real  Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Un milagro que nos muestra por un lado el gran amor de Dios hacia los hombres, habiéndose quedado en la Eucaristía sabiendo que podría ser maltratado, y por otro la gravedad del pecado de profanación de la Eucaristía, además del dolor que experimenta el Señor al ser tratado con tanta irreverencia.

LANCIANO, ITALIA (730-750)

El milagro de Lanciano es un continuo milagro. La Hostia convertida en carne y el vino convertido en sangre, dejados al estado natural por espacio de doce siglos y expuestos a la acción de agentes atmosféricos y biológicos, y sin el uso de ningún conservante, es de por sí un fenómeno extraordinario.

Entre los años 730 y 750, en el pueblo de Lanciano un monje sacerdote dudaba de la presencia real del cuerpo del Señor en la Hostia consagrada. Un día mientras celebraba la Misa estaba teniendo muchas dudas y, después de haber pronunciado las palabras de la consagración, vio ante sus ojos cómo la Hostia se convertía en carne y el vino en sangre. Él mismo mostró el prodigio a todos los fieles que participaban en la Misa.

La carne se mantuvo intacta, pero la sangre se dividió en el cáliz, en cinco partículas de diferentes tamaños y formas irregulares que, pesadas singularmente, obtienen el mismo peso que pesadas todas juntas. A pesar de los siglos pasados, la carne y la sangre se encuentran tal cual como si hubiesen sido extraídas en el momento.

 

En 1970 el arzobispo de Lanciano y el ministro provincial de los Conventuales de Abruzzo, con la autorización de Roma, comenzaron las investigaciones bajo la responsabilidad del Dr. Eduardo Linoli, director del hospital de Arezzo y profesor de anatomía, histología, química y microscopía clínica. El 4 de marzo de 1971 el profesor presentó los resultados en modo muy detallado de la reliquia del prodigio ocurrido doce siglos atrás. He aquí las conclusiones:

 

  • La «carne milagrosa» es verdaderamente carne constituida de tejido muscular estriado del miocardio.
  • La «sangre milagrosa» es verdadera sangre: el análisis cromatográfico lo demuestra con certeza absoluta e indiscutible.
  • La carne y la sangre son ciertamente humanas y pertenecen al mismo grupo sanguíneo: AB, el mismo que se encuentra en el hombre de la Sábana Santa y típico en las poblaciones mediorientales.
  • Las proteínas que están contenidas en la sangre están normalmente distribuidas, en idéntico porcentaje del  esquema seroproteico de la sangre normal y fresca.
  • Ninguna sección histológica ha revelado rastros de infiltraciones de sales o sustancias conservantes utilizadas en la antigüedad para las momificaciones. El profesor Linoli descartó la hipótesis de una falsificación realizada en el pasado.

 

Posteriormente se han hecho más estudios, incluso por la OMS (Organización Mundial de la Salud), pero la ciencia siempre ha llegado a la imposibilidad de dar una explicación del fenómeno.

Es este un milagro muy importante, porque Dios permitió que la misma ciencia pudiera comprobar la verdad de que en la Eucaristía esta realmente su cuerpo y su sangre. Y muestra su corazón eucarístico, pues la Hostia convertida en carne está compuesta del tejido muscular del corazón humano (miocardio). Nos recuerda así que Jesús está vivo, que tiene un corazón humano y divino, que ama infinitamente y sufre por tantos desprecios, blasfemias e indiferencias.

GLOTOWO, POLONIA (1290)

En 1290, a causa de la invasión de los lituanos, un sacerdote del pueblo de Glotowo escondió en un campo una píxide de plata dorada en la que, por equivocación, había quedado una Hostia consagrada. Las tropas lituanas destruyeron completamente dicho pueblo, junto con la iglesia. Ninguno de los supervivientes sabía de la existencia de la Hostia escondida.

Muchos años después, un campesino la encontró mientras araba la tierra gracias al extraño comportamiento de sus bueyes.

Estos, en un cierto momento, se detuvieron en seco. El campesino se impacientó, pero enseguida se detuvo sorprendido porque el campo se había iluminado como si fuera mediodía y los bueyes estaban inclinados, en señal de adoración. El campesino comenzó a cavar y vio que la luz provenía de una píxide sucia por la tierra, pero que dentro contenía una Hostia íntegra y blanca como la nieve.

La noticia del fenómeno se difundió rápidamente y las autoridades locales organizaron una procesión solemne para llevar la Eucaristía a la iglesia, al lugar donde había sido extraída la  primera vez. La Hostia se mantiene intacta desde el año 1290.

Este milagro es un testimonio del poder de la fe y de la presencia divina en la vida cotidiana. Y un recordatorio de que Dios está presente en todo momento.

POZNAN, POLONIA (1399)

En 1399, en la ciudad de Poznan, un grupo de amigos que odiaban la fe cristiana convencieron a una mujer para extraer tres Hostias consagradas de la iglesia de los Dominicos (hoy de los Jesuitas). La mujer, alentada por una sustanciosa recompensa, logró robarlas. Los malhechores bajaron con las Hostias al subterráneo de una casa, las depositaron sobre una mesa y comenzaron a profanarlas golpeándolas con un punzón. De pronto, comenzaron a sangrar copiosamente hasta el punto de que la sangre salpicó el rostro de una chica del grupo, que era ciega y recuperó inmediatamente la vista. Los profanadores, sobrecogidos de terror y de angustia, intentaron destruir en vano las Hostias, pero estas permanecían siempre intactas. Entonces, decidieron llevarlas a las afueras de la ciudad y arrojarlas a los pantanos que estaban cerca del río Warta. Un joven pastor que se encontraba en las cercanías, vio tres Hostias luminosas que se elevaban en el  aire, de las que salían rayos de una luz intensísima. Lleno de emoción, corrió al pueblo para contar todo a su padre y a las autoridades locales. El alcalde en un principio no le creyó e incluso mandó encarcelarle creyendo que era un impostor, pero como el joven pastor logró liberarse misteriosamente, el alcalde finalmente se rindió y convencido de los hechos, se dirigió al lugar del milagro. Mientras tanto, toda la población se había reunido en torno a las tres Hostias luminosas suspendidas en el aire. El obispo del lugar, Mons. Wojciech Jastrzebiec, pudo  recuperar las partículas que descendieron a la píxide que tenía en sus manos y ordenó inmediatamente hacer una  procesión solemne para llevar las Hostias prodigiosas a la iglesia  dedicada a Santa María Magdalena.

En el lugar del milagro fue construida una capilla de madera y posteriormente una iglesia dedicada al Corpus Domini, donde se pueden venerar las Hostias recuperadas. En el siglo XIX, en el lugar donde fueron profanadas las Hostias, fue construido un santuario donde aún hoy se conserva la mesa con las huellas de la sangre que salió de las Hostias. Cada jueves, en la iglesia de Poznan, se realiza una procesión con el Santísimo Sacramento en honor al milagro.

Un milagro que nos habla de la vulnerabilidad de Dios al quedarse en la Eucaristía, donde puede ser profanado por personas que odian la fe. Una posibilidad real que, por desgracia, se da muchas veces y que viene facilitada por la recepción de la comunión en la mano. Es también una llamada a la reparación.

SANTARÉM, PORTUGAL (1247)

El milagro eucarístico de Santarém es considerado el más importante después del de Lanciano. La Hostia se transformó en carne que sangraba y la sangre sigue en estado líquido casi 800 años después de ocurrir el milagro. Por eso se dice que el milagro continúa.

Entre los años 1225 y 1247 una joven mujer de Santarém, llena de celos hacia su marido buscó una hechicera, quien le prometió que su esposo volvería a amarla como antes con la condición de que le llevara como paga una Hostia consagrada. La mujer robó la Hostia al comulgar y la escondió en un paño de lino. De camino hacia la casa de la hechicera, la Sagrada Hostia comenzó a sangrar. Llena de terror corrió hacia su casa, donde vio con gran maravilla que la sangre brotaba de la Hostia. En medio de la confusión, la mujer puso la Hostia, envuelta todavía en el pañuelo, en el fondo de un baúl en su habitación, pero durante la noche comenzaron a salir rayos de luz que iluminaban el cuarto como si fuera de día. Entonces, el marido se dio cuenta del extraño fenómeno y comenzó a interrogar a la esposa, por lo que esta tuvo que contarle todo. Al día siguiente los dos esposos informaron al párroco, quien fue inmediatamente a la casa para recuperar la Hostia y llevarla a la iglesia de San Esteban convocando una procesión solemne. La Hostia sangró por tres días consecutivos. Luego, fue colocada en un rico relicario de cera de abejas.

En 1340 se verificó un segundo milagro. El sacerdote abrió el tabernáculo y encontró el recipiente de cera roto en pedazos. En su lugar, había un recipiente de cristal con la sangre de la Hostia mezclada con la cera. Actualmente la Sagrada Hostia se conserva en un trono eucarístico del siglo XVIII, ubicado en la parte superior del altar mayor. La iglesia de San Esteban es hoy conocida como el Santuario del Santo Milagro.

A lo largo de los siglos la Hostia ha destilado sangre, y en esas ocasiones han visto aparecer imágenes de Nuestro Señor Jesucristo. Entre los testigos del prodigio se encuentra San Francisco Xavier, apóstol de las Indias, quien visitó el santuario antes de embarcarse para las misiones.

Desde que ocurrió el milagro se realiza todos los años, el segundo domingo de abril, una procesión con la preciosa reliquia desde la casa de los esposos hasta la iglesia de San Esteban.

El milagro eucarístico de Santarém nos recuerda la importancia de tratar la Eucaristía con el mayor respeto y devoción posible, como un sacramento sagrado que debe ser recibido con humildad y reverencia y cómo incluso un pecado tan grave como es un sacrilegio puede ser reparado con verdadero arrepentimiento y adoración.

¿Se puede venerar?

  • El Milagro de Santarém es expuesto cuando peregrinos lo piden con anticipación. Entonces lo pueden contemplar muy de cerca. La Sangre sigue en estado líquido, 750 años después de que ocurrió el milagro.
  • Todos los años, en el Segundo Domingo de abril, El Milagro Eucarístico sale en procesión desde la casa
    de los esposos donde ocurrió el milagro, en la Vía delle Stuoie hasta la Iglesia del Milagro.

¿Dónde está ubicado?

  • Santarém se encuentra a 45 kilómetros al norte de Lisboa y a pocos kilómetros al sur de Fátima.
  • Santuario del Milagro Eucarístico de Santarém, Escadinhas do Milagre 6, 2000-069 Santarém, Portugal

TUMACO, COLOMBIA (1906)

La isla de Tumaco milagrosamente sobrevivió a la catástrofe gracias a la fe de sus habitantes y a la bendición que impartió el padre Gerardo Larrondo con el Santísimo Sacramento.

El 31 de enero de 1906 los habitantes de una pequeñísima isla del Pacífico sintieron a las diez de la mañana un fuerte terremoto que duró alrededor de diez minutos. Todo el pueblo corrió a la iglesia para suplicar al párroco, el padre Gerardo Larrondo de San José y a su vicario, el P. Julián Moreno de San Nicolás Tolentino, que organizaran una procesión para implorar la ayuda de Dios. Mientras tanto, el mar seguía avanzando con la amenaza de formar una inmensa ola.

El padre Gerardo consumió todas las Hostias consagradas y conservó solo la Hostia grande. Luego, dirigiéndose al pueblo, exclamó: «¡Vamos, hijos míos, vamos todos a la playa y que Dios tenga piedad de nosotros!» Todos marcharon seguros ante la presencia de Jesús Eucaristía. El P. Larrondo bajó valientemente a la playa con la custodia en la mano. Cuando la ola estaba llegando, alzó con mano firme y con el corazón lleno de fe la Sagrada Hostia a la vista de todos y trazó con ella la señal de la cruz. Como si hubiera sido detenida por una fuerza invisible y superior a la naturaleza, la potente ola que amenazaba con borrar de la tierra al pueblo de Tumaco se contuvo instantáneamente e inició su retroceso, mientras el mar regresaba a su nivel normal.

El P. Larrondo organizó inmediatamente una solemne procesión con el Santísimo recorriendo todas las calles del pueblo que había sido salvado por Jesús Eucaristía.

Es este un milagro particular en el que queda patente la potencia y el poder salvador de Dios, el mismo Dios que creó el cielo y la tierra, presente realmente en la Eucaristía.

FIECHT, AUSTRIA (1310)

El pueblecito de San Georgenberg Fiecht, ubicado en el valle del Inn, es conocido gracias a un milagro eucarístico ocurrido en 1310. Durante la celebración de la Misa el sacerdote, después de haber consagrado el vino, fue asaltado por la duda de si bajo las especies del vino se encontraba verdadera y realmente la sangre de Cristo. Inmediatamente el vino se transformó en sangre roja que comenzó a hervir en el cáliz hasta el punto de derramarse. El abad y sus monjes, quienes se encontraban en el coro, además de numerosos peregrinos presentes en la celebración, se acercaron al altar y constataron lo que había sucedido. El sacerdote, lleno de temor, no logró beber toda la Santa Sangre, por lo que el abad vertió el resto en un recipiente junto con el paño con el que se secaba el cáliz, para luego depositarlo en el tabernáculo del altar mayor. Numerosos peregrinos comenzaron a visitar el santuario para adorar la Santa Sangre. El creciente número de devotos hizo que en 1472 el obispo Georg von Brixen enviara una comisión para analizar el fenómeno. Después de numerosas investigaciones, fue declarada la autenticidad del prodigio y se promovió la adoración a la Santa Sangre.

La reliquia de la Santa Sangre ayudó a conservar la fe católica durante el cisma protestante, cuando los dogmas de Lutero se difundían por doquier por esas zonas. Los monjes de Georgenberg se referían al santo milagro de la sangre como una prueba de la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento.

En 1480, 170 años más tarde, la Santa Sangre se encontraba «fresca como si hubiese brotado hoy de una herida», escribía un cronista de la época. Actualmente la reliquia sigue siendo custodiada en el Monasterio de San Georgberg.

Es este milagro, como tantos otros, una prueba de la presencia real de Cristo en la Eucaristía con su cuerpo y especialmente con su sangre derramada por nosotros, que nos lava y purifica.

MIDDLEBURG–LOVAINA, BÉLGICA (1374)

En Middleburg vivía una mujer de la nobleza, conocida por todos debido a su gran fe y devoción. Además, se preocupaba atentamente de la formación espiritual de sus familiares y domésticos. Durante la Cuaresma del año 1374 llegó un nuevo trabajador a su casa, pero este llevaba una vida de pecado y hacía mucho tiempo que no se confesaba.  La señora invitó a todos los trabajadores a participar en la Misa, y Jean no se atrevió a oponerse. Cuando llegó el momento de la comunión se acercó de modo superficial. Apenas recibió la Hostia en la boca, esta se transformó en carne sangrante.

Inmediatamente, Jean se quitó la partícula de la boca, de la cual cayó la sangre, que fue a parar sobre un paño que cubría la balaustrada que estaba delante del altar. El sacerdote comprendió lo que estaba sucediendo. Lleno de emoción, tomó la Hostia milagrosa y la depositó en un recipiente, dentro del tabernáculo. Arrepentido, Jean confesó su pecado ante todos. Desde ese día llevó una vida ejemplar y conservó hasta el final de sus días una gran devoción por el Santísimo Sacramento.

Este milagro posee abundante documentación que testifica el hecho. Los padres agustinos de Lovaina conservan hasta el día de hoy una parte de la Hostia. La otra parte se encuentra en la iglesia de San Pedro, en Middleburg.

Un milagro que nos recuerda cómo debemos recibir la Sagrada Comunión: en estado de gracia, sin conciencia de pecado mortal.

O'CEBREIRO, ESPAÑA (1300)

En el año 1300, un día crudo de un invierno helado, un sacerdote benedictino se disponía a celebrar la Santa Misa en el convento de O’Cebreiro. Como caía tanta nieve y hacía tanto frío pensó que nadie vendría a la Misa, pero se equivocó, porque un campesino llamado Juan Santín sí acudió. El sacerdote, que no creía en la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento, despreció en su interior el sacrificio y la buena voluntad del campesino y empezó así a celebrar la Misa. En el momento de la consagración, la Hostia se convirtió en carne y el  vino en sangre que se derramó del cáliz, manchando el corporal. El Señor quiso abrir los ojos al  incrédulo sacerdote que había dudado y recompensar la gran devoción del campesino. La Hostia del milagro, que es posible venerar hasta nuestros días en la iglesia donde sucedió el prodigio, se encuentra en un precioso relicario de cristal, donado por la reina Isabel, junto con el cáliz y la patena del milagro.

El Señor obró este prodigio para sostener la poca fe del sacerdote que no creía en la presencia real de Jesús en la Eucaristía y al mismo tiempo premiar la generosidad de un campesino que sabe valorar el valor infinito de una Eucaristía y es fiel a la Misa diaria a pesar de las condiciones climáticas tan adversas.

BUENOS AIRES, ARGENTINA (1992, 1994, 1996)

La parroquia de Santa María en Buenos Aires ha sido la protagonista de nada menos que tres milagros eucarísticos que tuvieron lugar en 1992, 1994 y 1996. El Dr. Ricardo Castañón Gómez fue llamado por el entonces arzobispo de Buenos Aires, el actual papa Francisco, para que analizara el milagro que tuvo lugar el 15 de agosto de 1996.

Estos fueron los hechos:

Mayo de 1992
Después de la Misa del viernes 1 de mayo, al hacer la reserva del Santísimo Sacramento, el ministro de la Eucaristía encontró dos trozos de Hostia sobre el corporal del sagrario. Consultando al sacerdote, este le indicó que los colocara en un recipiente con agua en el sagrario (una de las formas habituales para esperar a que se disuelva y luego poder purificar).

En los días siguientes, algunos sacerdotes miraban para ver si ya se habían disuelto, sin observar cambios. Siete días más tarde, el viernes 8 de mayo, advirtieron que las formas tenían un color rojizo, con apariencia de sangre.

El domingo siguiente, 10 de mayo, durante las dos Misas vespertinas, se observaron unas gotitas de sangre en las patenas con las que los sacerdotes distribuían la Comunión.

Julio de 1994
El domingo 24, durante la Misa con los niños, cuando el ministro de la Eucaristía retiraba el copón del sagrario, al destaparlo, vio una gota de sangre que corría por la pared interna del mismo.

Agosto de 1996
El 15 de agosto de 1996 el P. Alejandro Pezet celebraba la Santa Misa. Cuando estaba terminando la distribución de la Sagrada Comunión, una asistente se acercó para decirle que había encontrado una Hostia en la parte posterior de la iglesia. Era una Hostia que dejó caer un feligrés que comulgaba con la mano y, por considerarla sucia no la recogió. Lo que hizo la mujer fue avisar al párroco.

Al ir al lugar indicado, el P. Alejandro vio la Hostia profanada, la colocó en un recipiente con agua y la guardó en el sagrario de la capilla del Santísimo Sacramento.

Unos días más tarde, el 26, al hacer la reserva del Santísimo Sacramento, encontraron que la forma se había vuelto carne.

Por varios años la Hostia se mantuvo en el tabernáculo, y todo el asunto en un secreto estricto. Dado que la Hostia no sufrió descomposición visible, el entonces cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, actual papa Francisco, pidió al Dr. Ricardo Castañón Gómez analizarla científicamente.

Una muestra del tejido fue enviada a un laboratorio en Buenos Aires. El laboratorio reportó el hallazgo de células humanas rojas y blancas de sangre y de tejido de un corazón humano.

El laboratorio informó además de que la muestra de tejido parecía estar aún con vida, ya que las células se movían o latían como lo harían en un corazón humano vivo.

Cinco años más tarde, en 2004, el Dr. Gómez contactó con el Dr. Frederick Zugibe y le pidió evaluar una muestra de prueba, una vez más sin decirle nada acerca de la muestra o de su origen.

El Dr. Frederic Zugibe, un cardiólogo reconocido y patólogo forense, determinó que la sustancia analizada era de carne y sangre que contiene el ADN humano.

Zugibe declaró: «El material analizado es un fragmento del músculo del corazón que se encuentra en la pared del ventrículo izquierdo, cerca de las válvulas. Este músculo es responsable de la contracción del corazón. Hay que tener en cuenta que el ventrículo cardíaco izquierdo bombea sangre a todas las partes del cuerpo. El músculo cardíaco está en una condición inflamatoria y contiene un gran número de células blancas de la sangre. Esto indica que el corazón estaba vivo en el momento en que se tomó la muestra. Mi argumento es que el corazón estaba vivo, ya que las células blancas de la sangre mueren fuera de un organismo vivo. Él requiere de un organismo vivo para mantenerlo. Por lo tanto, su presencia indica que el corazón estaba vivo cuando se tomó la muestra. Lo que es más, estas células blancas de la sangre habían penetrado el tejido, lo que indica, además, que el corazón había estado bajo estrés severo, como si el propietario hubiera sido severamente golpeado en el pecho».

Dos australianos, el periodista Mike Willesee y el abogado Ron Tesoriero, fueron testigos de estas pruebas. Sabiendo de dónde había venido la muestra, estaban estupefactos por el testimonio del Dr. Zugibe.

Mike Willesee preguntó al científico cuánto tiempo las células blancas de la sangre se habrían mantenido con vida si hubieran venido de un pedazo de tejido humano que se hubiera mantenido en el agua. «Ellas habrían dejado de existir en cuestión de minutos», respondió el Dr. Zugibe.

El periodista le dijo entonces al médico que la fuente de la muestra había sido en un principio dejada en agua corriente durante un mes y luego otros tres años en un recipiente con agua destilada, y solo entonces había sido tomada la muestra para el análisis. El Dr. Zugibe dijo que no había manera de explicar científicamente este hecho.

Los estudios, pues, mostraron que era una parte del ventrículo izquierdo del músculo del corazón de una persona de aproximadamente 30 años, sangre del grupo AB y que había sufrido mucho al morir, con seguridad maltratado y golpeado.

Los científicos que hicieron el estudio no sabían que era una Hostia, se lo dijeron después de los análisis y quedaron asombrados, pues tiene glóbulos rojos, glóbulos blancos y células palpitando y latiendo; al clavarle una jeringa salía sangre.

Sorprendido por esta información, el Dr. Zugibe respondió:

«Cómo y por qué una Hostia consagrada puede cambiar su carácter y convertirse en carne viva y sangre humana seguirá siendo un misterio inexplicable para la ciencia, un misterio totalmente fuera de mi competencia».

Un milagro triple en una misma parroquia, el último de los cuales nos muestra claramente cómo la Eucaristía es realmente el Cuerpo de Jesucristo. La ciencia declara después de analizar la muestra, sin saber que procedía de una Hostia consagrada, que es una parte del ventrículo izquierdo del músculo del corazón de una persona de aproximadamente 30 años, sangre grupo AB y que había sufrido mucho al morir, con seguridad maltratado y golpeado.

FAVERNEY, FRANCIA (1608)

En el siglo XVII el protestantismo y el calvinismo se difundieron en Francia con gran rapidez, poniendo en grave riesgo la fe de muchos a la vez que creaba incertidumbre, incluso en el interior de los monasterios.

En la ciudad de Faverney había una abadía benedictina donde en 1608, en la vigilia de la fiesta de Pentecostés, los monjes prepararon el altar para la adoración eucarística. Como el espacio en la custodia para la Hostia era demasiado ancho, introdujeron dos Hostias. Concluidas las vísperas, la custodia permaneció expuesta sobre el altar preparado de modo provisional.

Al día siguiente, cuando el sacristán abrió la iglesia la encontró llena de humo, y el altar que había sido preparado reducido a cenizas. Todos los monjes acudieron al lugar del incidente. Enseguida comenzaron a remover los restos con la esperanza de encontrar la custodia. Cuando el humo comenzó a dispersarse descubrieron, maravillados, que la custodia estaba suspendida en el aire. Al instante la gente empezó a reunirse para contemplar el prodigio eucarístico que presentaba las Hostias intactas a pesar del incendio.

Mientras tanto, los religiosos acudieron a los frailes capuchinos de Vesoul. Estos prepararon inmediatamente un nuevo altar sobre el anterior, que había sido quemado, y allí celebraron la Santa Misa. En el momento de la elevación de la Hostia la custodia comenzó a descender lentamente hasta posarse sobre el altar.

El 10 de julio se concluyó el proceso canónico en el que el arzobispo de Besançon declaraba la autenticidad del milagro eucarístico. Como consecuencia del milagro, la fe de muchos volvió a encenderse.

Un milagro por el que la providencia divina quiso preservar a los católicos fieles de los errores calvinistas y reafirmarlos en la religión católica mostrándoles, por medio de un asombroso prodigio, la verdad de todo cuanto la Iglesia nos enseña acerca de la presencia real de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento.

¿Se puede venerar?

Aún hoy es posible ver y venerar la reliquia que contiene una de las dos Hostias que permanecieron sin daño alguno. La otra Hostia, por desgracia, tras ser donada a la iglesia de Dole, fue destruida por los revolucionarios en 1794.

AMSTERDAM, HOLANDA (1345)

Todos los años en el mes de marzo, miles de cristianos hacen una peregrinación en silencio por el centro de Ámsterdam. El motivo de esta procesión se remonta a unos hechos que tuvieron lugar el 15 de marzo de 1345. Un hombre que estaba moribundo en Ámsterdam, de nombre Ysbrand Dommer, mandó llamar a un sacerdote porque no quería morir sin el auxilio de los últimos sacramentos. Después de haber comulgado vomitó todo en una vasija, cuyo contenido fue inmediatamente arrojado al fuego de la chimenea por la señora que lo cuidaba.

A la mañana siguiente, una de las domésticas que lo servían se acercó a la chimenea para encender el fuego, como era su costumbre, y notó una extraña luz que irradiaba de en medio del fuego. Era la Eucaristía que el enfermo había vomitado la noche anterior. La cogió y la envolvió en un pañuelo, la puso en un cofre y mandó llamar a un sacerdote.

Sin decirle nada a nadie, el sacerdote llevó la Hostia a la iglesia de San Nicolás, que actualmente es la «vieja iglesia». Pero ante la sorpresa de todos, al día siguiente la Hostia se encontraba de nuevo en el cofre. Por tres veces el sacerdote tuvo que volver a la casa del enfermo para recuperar la Hostia, que milagrosamente regresaba siempre a la casa de Ysbrand. Ante estos hechos comprendieron que había que dar a conocer este milagro al público. La Hostia fue llevada nuevamente a la iglesia de San Nicolás, pero esta vez en solemne procesión. La casa en que murió el enfermo se convirtió en una capilla.

El día de Pascua los testigos y el alcalde del pueblo de Amstel redactaron un informe detallado de todos los hechos. Este documento fue luego entregado al obispo de Utrech, Jan van Arkel, quien declaró la autenticidad del milagro y autorizó su culto. La conmemoración del milagro se convirtió en fiesta religiosa y municipal.

En 1452 la capilla quedó destruida por un incendio, pero extrañamente la custodia con la sagrada partícula permaneció intacta. En 1665 la preciada custodia fue robada y no se pudo recuperar. Los únicos objetos que quedan como recuerdo del milagro eucarístico son la cajita que custodió la Hostia, los documentos que describen el milagro y algunas pinturas que se encuentran en el Museo Histórico de Ámsterdam.

Cada año, la noche del sábado al domingo sucesivo al 15 de marzo, se realiza la procesión del milagro siguiendo la ruta que el párroco de la iglesia antigua hizo en marzo de 1345. Cuando esta procesión fue estrictamente prohibida, los católicos continuaron caminando silenciosamente. Por ello es conocida como la «procesión silenciosa», la cual fue restablecida y permitida nuevamente en 1881.

En el milagro de Ámsterdam, en contra de las fuerzas naturales, el Santísimo queda intacto a pesar de las llamas. Nos recuerda la presencia continua de Dios entre nosotros y cómo ha querido quedarse para siempre con nosotros en la Eucaristía.

EL ESCORIAL, ESPAÑA (1572)

Una Hostia consagrada fue profanada en el verano de 1572 y aún hoy se mantiene incorrupta. Aunque el prodigio se verificó en Holanda, la reliquia de este milagro eucarístico se venera actualmente en España, en el Real Monasterio de El Escorial.

En el año 1572 la Eucaristía fue profanada en Gorkum (Holanda) por algunos seguidores de Zwinglio (los llamados «Guex de la Mer»), pagados por el príncipe de Orange. Estos invadieron la ciudad, la saquearon y finalmente entraron en la catedral. Golpearon con mazas de hierro el tabernáculo, extrajeron la custodia con el Santísimo Sacramento y arrebatando la Hostia la tiraron al suelo. Uno de los profanadores la pisó dejándole tres orificios, porque la suela de las botas estaba provista de clavos. En ese mismo momento salió sangre viva de los orificios, los cuales después se transformaron en tres pequeñas heridas circulares. Hasta el día de hoy es posible contemplar esta Hostia milagrosa.

Uno de los profanadores, sintiendo a la vez gran arrepentimiento y maravilla, advirtió del suceso al canónigo Jean van der Delft, quien logró recuperar la Hostia y ponerla a salvo. La reliquia, después de algunas vicisitudes, fue donada en 1594 al rey Felipe II de España. Desde entonces la Hostia, que se conserva intacta hasta nuestros días, se venera en la sacristía del Real  Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Un milagro que nos muestra por un lado el gran amor de Dios hacia los hombres, habiéndose quedado en la Eucaristía sabiendo que podría ser maltratado, y por otro la gravedad del pecado de profanación de la Eucaristía, además del dolor que experimenta el Señor al ser tratado con tanta irreverencia.

LANCIANO, ITALIA (730-750)

El milagro de Lanciano es un continuo milagro. La Hostia convertida en carne y el vino convertido en sangre, dejados al estado natural por espacio de doce siglos y expuestos a la acción de agentes atmosféricos y biológicos, y sin el uso de ningún conservante, es de por sí un fenómeno extraordinario.

Entre los años 730 y 750, en el pueblo de Lanciano un monje sacerdote dudaba de la presencia real del cuerpo del Señor en la Hostia consagrada. Un día mientras celebraba la Misa estaba teniendo muchas dudas y, después de haber pronunciado las palabras de la consagración, vio ante sus ojos cómo la Hostia se convertía en carne y el vino en sangre. Él mismo mostró el prodigio a todos los fieles que participaban en la Misa.

La carne se mantuvo intacta, pero la sangre se dividió en el cáliz, en cinco partículas de diferentes tamaños y formas irregulares que, pesadas singularmente, obtienen el mismo peso que pesadas todas juntas. A pesar de los siglos pasados, la carne y la sangre se encuentran tal cual como si hubiesen sido extraídas en el momento.

 

En 1970 el arzobispo de Lanciano y el ministro provincial de los Conventuales de Abruzzo, con la autorización de Roma, comenzaron las investigaciones bajo la responsabilidad del Dr. Eduardo Linoli, director del hospital de Arezzo y profesor de anatomía, histología, química y microscopía clínica. El 4 de marzo de 1971 el profesor presentó los resultados en modo muy detallado de la reliquia del prodigio ocurrido doce siglos atrás. He aquí las conclusiones:

 

  • La «carne milagrosa» es verdaderamente carne constituida de tejido muscular estriado del miocardio.
  • La «sangre milagrosa» es verdadera sangre: el análisis cromatográfico lo demuestra con certeza absoluta e indiscutible.
  • La carne y la sangre son ciertamente humanas y pertenecen al mismo grupo sanguíneo: AB, el mismo que se encuentra en el hombre de la Sábana Santa y típico en las poblaciones mediorientales.
  • Las proteínas que están contenidas en la sangre están normalmente distribuidas, en idéntico porcentaje del  esquema seroproteico de la sangre normal y fresca.
  • Ninguna sección histológica ha revelado rastros de infiltraciones de sales o sustancias conservantes utilizadas en la antigüedad para las momificaciones. El profesor Linoli descartó la hipótesis de una falsificación realizada en el pasado.

 

Posteriormente se han hecho más estudios, incluso por la OMS (Organización Mundial de la Salud), pero la ciencia siempre ha llegado a la imposibilidad de dar una explicación del fenómeno.

Es este un milagro muy importante, porque Dios permitió que la misma ciencia pudiera comprobar la verdad de que en la Eucaristía esta realmente su cuerpo y su sangre. Y muestra su corazón eucarístico, pues la Hostia convertida en carne está compuesta del tejido muscular del corazón humano (miocardio). Nos recuerda así que Jesús está vivo, que tiene un corazón humano y divino, que ama infinitamente y sufre por tantos desprecios, blasfemias e indiferencias.

GLOTOWO, POLONIA (1290)

En 1290, a causa de la invasión de los lituanos, un sacerdote del pueblo de Glotowo escondió en un campo una píxide de plata dorada en la que, por equivocación, había quedado una Hostia consagrada. Las tropas lituanas destruyeron completamente dicho pueblo, junto con la iglesia. Ninguno de los supervivientes sabía de la existencia de la Hostia escondida.

Muchos años después, un campesino la encontró mientras araba la tierra gracias al extraño comportamiento de sus bueyes.

Estos, en un cierto momento, se detuvieron en seco. El campesino se impacientó, pero enseguida se detuvo sorprendido porque el campo se había iluminado como si fuera mediodía y los bueyes estaban inclinados, en señal de adoración. El campesino comenzó a cavar y vio que la luz provenía de una píxide sucia por la tierra, pero que dentro contenía una Hostia íntegra y blanca como la nieve.

La noticia del fenómeno se difundió rápidamente y las autoridades locales organizaron una procesión solemne para llevar la Eucaristía a la iglesia, al lugar donde había sido extraída la  primera vez. La Hostia se mantiene intacta desde el año 1290.

Este milagro es un testimonio del poder de la fe y de la presencia divina en la vida cotidiana. Y un recordatorio de que Dios está presente en todo momento.

POZNAN, POLONIA (1399)

En 1399, en la ciudad de Poznan, un grupo de amigos que odiaban la fe cristiana convencieron a una mujer para extraer tres Hostias consagradas de la iglesia de los Dominicos (hoy de los Jesuitas). La mujer, alentada por una sustanciosa recompensa, logró robarlas. Los malhechores bajaron con las Hostias al subterráneo de una casa, las depositaron sobre una mesa y comenzaron a profanarlas golpeándolas con un punzón. De pronto, comenzaron a sangrar copiosamente hasta el punto de que la sangre salpicó el rostro de una chica del grupo, que era ciega y recuperó inmediatamente la vista. Los profanadores, sobrecogidos de terror y de angustia, intentaron destruir en vano las Hostias, pero estas permanecían siempre intactas. Entonces, decidieron llevarlas a las afueras de la ciudad y arrojarlas a los pantanos que estaban cerca del río Warta. Un joven pastor que se encontraba en las cercanías, vio tres Hostias luminosas que se elevaban en el  aire, de las que salían rayos de una luz intensísima. Lleno de emoción, corrió al pueblo para contar todo a su padre y a las autoridades locales. El alcalde en un principio no le creyó e incluso mandó encarcelarle creyendo que era un impostor, pero como el joven pastor logró liberarse misteriosamente, el alcalde finalmente se rindió y convencido de los hechos, se dirigió al lugar del milagro. Mientras tanto, toda la población se había reunido en torno a las tres Hostias luminosas suspendidas en el aire. El obispo del lugar, Mons. Wojciech Jastrzebiec, pudo  recuperar las partículas que descendieron a la píxide que tenía en sus manos y ordenó inmediatamente hacer una  procesión solemne para llevar las Hostias prodigiosas a la iglesia  dedicada a Santa María Magdalena.

En el lugar del milagro fue construida una capilla de madera y posteriormente una iglesia dedicada al Corpus Domini, donde se pueden venerar las Hostias recuperadas. En el siglo XIX, en el lugar donde fueron profanadas las Hostias, fue construido un santuario donde aún hoy se conserva la mesa con las huellas de la sangre que salió de las Hostias. Cada jueves, en la iglesia de Poznan, se realiza una procesión con el Santísimo Sacramento en honor al milagro.

Un milagro que nos habla de la vulnerabilidad de Dios al quedarse en la Eucaristía, donde puede ser profanado por personas que odian la fe. Una posibilidad real que, por desgracia, se da muchas veces y que viene facilitada por la recepción de la comunión en la mano. Es también una llamada a la reparación.

SANTARÉM, PORTUGAL (1247)

El milagro eucarístico de Santarém es considerado el más importante después del de Lanciano. La Hostia se transformó en carne que sangraba y la sangre sigue en estado líquido casi 800 años después de ocurrir el milagro. Por eso se dice que el milagro continúa.

Entre los años 1225 y 1247 una joven mujer de Santarém, llena de celos hacia su marido buscó una hechicera, quien le prometió que su esposo volvería a amarla como antes con la condición de que le llevara como paga una Hostia consagrada. La mujer robó la Hostia al comulgar y la escondió en un paño de lino. De camino hacia la casa de la hechicera, la Sagrada Hostia comenzó a sangrar. Llena de terror corrió hacia su casa, donde vio con gran maravilla que la sangre brotaba de la Hostia. En medio de la confusión, la mujer puso la Hostia, envuelta todavía en el pañuelo, en el fondo de un baúl en su habitación, pero durante la noche comenzaron a salir rayos de luz que iluminaban el cuarto como si fuera de día. Entonces, el marido se dio cuenta del extraño fenómeno y comenzó a interrogar a la esposa, por lo que esta tuvo que contarle todo. Al día siguiente los dos esposos informaron al párroco, quien fue inmediatamente a la casa para recuperar la Hostia y llevarla a la iglesia de San Esteban convocando una procesión solemne. La Hostia sangró por tres días consecutivos. Luego, fue colocada en un rico relicario de cera de abejas.

En 1340 se verificó un segundo milagro. El sacerdote abrió el tabernáculo y encontró el recipiente de cera roto en pedazos. En su lugar, había un recipiente de cristal con la sangre de la Hostia mezclada con la cera. Actualmente la Sagrada Hostia se conserva en un trono eucarístico del siglo XVIII, ubicado en la parte superior del altar mayor. La iglesia de San Esteban es hoy conocida como el Santuario del Santo Milagro.

A lo largo de los siglos la Hostia ha destilado sangre, y en esas ocasiones han visto aparecer imágenes de Nuestro Señor Jesucristo. Entre los testigos del prodigio se encuentra San Francisco Xavier, apóstol de las Indias, quien visitó el santuario antes de embarcarse para las misiones.

Desde que ocurrió el milagro se realiza todos los años, el segundo domingo de abril, una procesión con la preciosa reliquia desde la casa de los esposos hasta la iglesia de San Esteban.

El milagro eucarístico de Santarém nos recuerda la importancia de tratar la Eucaristía con el mayor respeto y devoción posible, como un sacramento sagrado que debe ser recibido con humildad y reverencia y cómo incluso un pecado tan grave como es un sacrilegio puede ser reparado con verdadero arrepentimiento y adoración.

¿Se puede venerar?

  • El Milagro de Santarém es expuesto cuando peregrinos lo piden con anticipación. Entonces lo pueden contemplar muy de cerca. La Sangre sigue en estado líquido, 750 años después de que ocurrió el milagro.
  • Todos los años, en el Segundo Domingo de abril, El Milagro Eucarístico sale en procesión desde la casa
    de los esposos donde ocurrió el milagro, en la Vía delle Stuoie hasta la Iglesia del Milagro.

¿Dónde está ubicado?

  • Santarém se encuentra a 45 kilómetros al norte de Lisboa y a pocos kilómetros al sur de Fátima.
  • Santuario del Milagro Eucarístico de Santarém, Escadinhas do Milagre 6, 2000-069 Santarém, Portugal

AMSTERDAM, HOLANDA (1345)

Todos los años en el mes de marzo, miles de cristianos hacen una peregrinación en silencio por el centro de Ámsterdam. El motivo de esta procesión se remonta a unos hechos que tuvieron lugar el 15 de marzo de 1345. Un hombre que estaba moribundo en Ámsterdam, de nombre Ysbrand Dommer, mandó llamar a un sacerdote porque no quería morir sin el auxilio de los últimos sacramentos. Después de haber comulgado vomitó todo en una vasija, cuyo contenido fue inmediatamente arrojado al fuego de la chimenea por la señora que lo cuidaba.

A la mañana siguiente, una de las domésticas que lo servían se acercó a la chimenea para encender el fuego, como era su costumbre, y notó una extraña luz que irradiaba de en medio del fuego. Era la Eucaristía que el enfermo había vomitado la noche anterior. La cogió y la envolvió en un pañuelo, la puso en un cofre y mandó llamar a un sacerdote.

Sin decirle nada a nadie, el sacerdote llevó la Hostia a la iglesia de San Nicolás, que actualmente es la «vieja iglesia». Pero ante la sorpresa de todos, al día siguiente la Hostia se encontraba de nuevo en el cofre. Por tres veces el sacerdote tuvo que volver a la casa del enfermo para recuperar la Hostia, que milagrosamente regresaba siempre a la casa de Ysbrand. Ante estos hechos comprendieron que había que dar a conocer este milagro al público. La Hostia fue llevada nuevamente a la iglesia de San Nicolás, pero esta vez en solemne procesión. La casa en que murió el enfermo se convirtió en una capilla.

El día de Pascua los testigos y el alcalde del pueblo de Amstel redactaron un informe detallado de todos los hechos. Este documento fue luego entregado al obispo de Utrech, Jan van Arkel, quien declaró la autenticidad del milagro y autorizó su culto. La conmemoración del milagro se convirtió en fiesta religiosa y municipal.

En 1452 la capilla quedó destruida por un incendio, pero extrañamente la custodia con la sagrada partícula permaneció intacta. En 1665 la preciada custodia fue robada y no se pudo recuperar. Los únicos objetos que quedan como recuerdo del milagro eucarístico son la cajita que custodió la Hostia, los documentos que describen el milagro y algunas pinturas que se encuentran en el Museo Histórico de Ámsterdam.

Cada año, la noche del sábado al domingo sucesivo al 15 de marzo, se realiza la procesión del milagro siguiendo la ruta que el párroco de la iglesia antigua hizo en marzo de 1345. Cuando esta procesión fue estrictamente prohibida, los católicos continuaron caminando silenciosamente. Por ello es conocida como la «procesión silenciosa», la cual fue restablecida y permitida nuevamente en 1881.

En el milagro de Ámsterdam, en contra de las fuerzas naturales, el Santísimo queda intacto a pesar de las llamas. Nos recuerda la presencia continua de Dios entre nosotros y cómo ha querido quedarse para siempre con nosotros en la Eucaristía.

EL ESCORIAL, ESPAÑA (1572)

Una Hostia consagrada fue profanada en el verano de 1572 y aún hoy se mantiene incorrupta. Aunque el prodigio se verificó en Holanda, la reliquia de este milagro eucarístico se venera actualmente en España, en el Real Monasterio de El Escorial.

En el año 1572 la Eucaristía fue profanada en Gorkum (Holanda) por algunos seguidores de Zwinglio (los llamados «Guex de la Mer»), pagados por el príncipe de Orange. Estos invadieron la ciudad, la saquearon y finalmente entraron en la catedral. Golpearon con mazas de hierro el tabernáculo, extrajeron la custodia con el Santísimo Sacramento y arrebatando la Hostia la tiraron al suelo. Uno de los profanadores la pisó dejándole tres orificios, porque la suela de las botas estaba provista de clavos. En ese mismo momento salió sangre viva de los orificios, los cuales después se transformaron en tres pequeñas heridas circulares. Hasta el día de hoy es posible contemplar esta Hostia milagrosa.

Uno de los profanadores, sintiendo a la vez gran arrepentimiento y maravilla, advirtió del suceso al canónigo Jean van der Delft, quien logró recuperar la Hostia y ponerla a salvo. La reliquia, después de algunas vicisitudes, fue donada en 1594 al rey Felipe II de España. Desde entonces la Hostia, que se conserva intacta hasta nuestros días, se venera en la sacristía del Real  Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Un milagro que nos muestra por un lado el gran amor de Dios hacia los hombres, habiéndose quedado en la Eucaristía sabiendo que podría ser maltratado, y por otro la gravedad del pecado de profanación de la Eucaristía, además del dolor que experimenta el Señor al ser tratado con tanta irreverencia.

LANCIANO, ITALIA (730-750)

El milagro de Lanciano es un continuo milagro. La Hostia convertida en carne y el vino convertido en sangre, dejados al estado natural por espacio de doce siglos y expuestos a la acción de agentes atmosféricos y biológicos, y sin el uso de ningún conservante, es de por sí un fenómeno extraordinario.

Entre los años 730 y 750, en el pueblo de Lanciano un monje sacerdote dudaba de la presencia real del cuerpo del Señor en la Hostia consagrada. Un día mientras celebraba la Misa estaba teniendo muchas dudas y, después de haber pronunciado las palabras de la consagración, vio ante sus ojos cómo la Hostia se convertía en carne y el vino en sangre. Él mismo mostró el prodigio a todos los fieles que participaban en la Misa.

La carne se mantuvo intacta, pero la sangre se dividió en el cáliz, en cinco partículas de diferentes tamaños y formas irregulares que, pesadas singularmente, obtienen el mismo peso que pesadas todas juntas. A pesar de los siglos pasados, la carne y la sangre se encuentran tal cual como si hubiesen sido extraídas en el momento.

 

En 1970 el arzobispo de Lanciano y el ministro provincial de los Conventuales de Abruzzo, con la autorización de Roma, comenzaron las investigaciones bajo la responsabilidad del Dr. Eduardo Linoli, director del hospital de Arezzo y profesor de anatomía, histología, química y microscopía clínica. El 4 de marzo de 1971 el profesor presentó los resultados en modo muy detallado de la reliquia del prodigio ocurrido doce siglos atrás. He aquí las conclusiones:

 

  • La «carne milagrosa» es verdaderamente carne constituida de tejido muscular estriado del miocardio.
  • La «sangre milagrosa» es verdadera sangre: el análisis cromatográfico lo demuestra con certeza absoluta e indiscutible.
  • La carne y la sangre son ciertamente humanas y pertenecen al mismo grupo sanguíneo: AB, el mismo que se encuentra en el hombre de la Sábana Santa y típico en las poblaciones mediorientales.
  • Las proteínas que están contenidas en la sangre están normalmente distribuidas, en idéntico porcentaje del  esquema seroproteico de la sangre normal y fresca.
  • Ninguna sección histológica ha revelado rastros de infiltraciones de sales o sustancias conservantes utilizadas en la antigüedad para las momificaciones. El profesor Linoli descartó la hipótesis de una falsificación realizada en el pasado.

 

Posteriormente se han hecho más estudios, incluso por la OMS (Organización Mundial de la Salud), pero la ciencia siempre ha llegado a la imposibilidad de dar una explicación del fenómeno.

Es este un milagro muy importante, porque Dios permitió que la misma ciencia pudiera comprobar la verdad de que en la Eucaristía esta realmente su cuerpo y su sangre. Y muestra su corazón eucarístico, pues la Hostia convertida en carne está compuesta del tejido muscular del corazón humano (miocardio). Nos recuerda así que Jesús está vivo, que tiene un corazón humano y divino, que ama infinitamente y sufre por tantos desprecios, blasfemias e indiferencias.

GLOTOWO, POLONIA (1290)

En 1290, a causa de la invasión de los lituanos, un sacerdote del pueblo de Glotowo escondió en un campo una píxide de plata dorada en la que, por equivocación, había quedado una Hostia consagrada. Las tropas lituanas destruyeron completamente dicho pueblo, junto con la iglesia. Ninguno de los supervivientes sabía de la existencia de la Hostia escondida.

Muchos años después, un campesino la encontró mientras araba la tierra gracias al extraño comportamiento de sus bueyes.

Estos, en un cierto momento, se detuvieron en seco. El campesino se impacientó, pero enseguida se detuvo sorprendido porque el campo se había iluminado como si fuera mediodía y los bueyes estaban inclinados, en señal de adoración. El campesino comenzó a cavar y vio que la luz provenía de una píxide sucia por la tierra, pero que dentro contenía una Hostia íntegra y blanca como la nieve.

La noticia del fenómeno se difundió rápidamente y las autoridades locales organizaron una procesión solemne para llevar la Eucaristía a la iglesia, al lugar donde había sido extraída la  primera vez. La Hostia se mantiene intacta desde el año 1290.

Este milagro es un testimonio del poder de la fe y de la presencia divina en la vida cotidiana. Y un recordatorio de que Dios está presente en todo momento.

POZNAN, POLONIA (1399)

En 1399, en la ciudad de Poznan, un grupo de amigos que odiaban la fe cristiana convencieron a una mujer para extraer tres Hostias consagradas de la iglesia de los Dominicos (hoy de los Jesuitas). La mujer, alentada por una sustanciosa recompensa, logró robarlas. Los malhechores bajaron con las Hostias al subterráneo de una casa, las depositaron sobre una mesa y comenzaron a profanarlas golpeándolas con un punzón. De pronto, comenzaron a sangrar copiosamente hasta el punto de que la sangre salpicó el rostro de una chica del grupo, que era ciega y recuperó inmediatamente la vista. Los profanadores, sobrecogidos de terror y de angustia, intentaron destruir en vano las Hostias, pero estas permanecían siempre intactas. Entonces, decidieron llevarlas a las afueras de la ciudad y arrojarlas a los pantanos que estaban cerca del río Warta. Un joven pastor que se encontraba en las cercanías, vio tres Hostias luminosas que se elevaban en el  aire, de las que salían rayos de una luz intensísima. Lleno de emoción, corrió al pueblo para contar todo a su padre y a las autoridades locales. El alcalde en un principio no le creyó e incluso mandó encarcelarle creyendo que era un impostor, pero como el joven pastor logró liberarse misteriosamente, el alcalde finalmente se rindió y convencido de los hechos, se dirigió al lugar del milagro. Mientras tanto, toda la población se había reunido en torno a las tres Hostias luminosas suspendidas en el aire. El obispo del lugar, Mons. Wojciech Jastrzebiec, pudo  recuperar las partículas que descendieron a la píxide que tenía en sus manos y ordenó inmediatamente hacer una  procesión solemne para llevar las Hostias prodigiosas a la iglesia  dedicada a Santa María Magdalena.

En el lugar del milagro fue construida una capilla de madera y posteriormente una iglesia dedicada al Corpus Domini, donde se pueden venerar las Hostias recuperadas. En el siglo XIX, en el lugar donde fueron profanadas las Hostias, fue construido un santuario donde aún hoy se conserva la mesa con las huellas de la sangre que salió de las Hostias. Cada jueves, en la iglesia de Poznan, se realiza una procesión con el Santísimo Sacramento en honor al milagro.

Un milagro que nos habla de la vulnerabilidad de Dios al quedarse en la Eucaristía, donde puede ser profanado por personas que odian la fe. Una posibilidad real que, por desgracia, se da muchas veces y que viene facilitada por la recepción de la comunión en la mano. Es también una llamada a la reparación.

SANTARÉM, PORTUGAL (1247)

El milagro eucarístico de Santarém es considerado el más importante después del de Lanciano. La Hostia se transformó en carne que sangraba y la sangre sigue en estado líquido casi 800 años después de ocurrir el milagro. Por eso se dice que el milagro continúa.

Entre los años 1225 y 1247 una joven mujer de Santarém, llena de celos hacia su marido buscó una hechicera, quien le prometió que su esposo volvería a amarla como antes con la condición de que le llevara como paga una Hostia consagrada. La mujer robó la Hostia al comulgar y la escondió en un paño de lino. De camino hacia la casa de la hechicera, la Sagrada Hostia comenzó a sangrar. Llena de terror corrió hacia su casa, donde vio con gran maravilla que la sangre brotaba de la Hostia. En medio de la confusión, la mujer puso la Hostia, envuelta todavía en el pañuelo, en el fondo de un baúl en su habitación, pero durante la noche comenzaron a salir rayos de luz que iluminaban el cuarto como si fuera de día. Entonces, el marido se dio cuenta del extraño fenómeno y comenzó a interrogar a la esposa, por lo que esta tuvo que contarle todo. Al día siguiente los dos esposos informaron al párroco, quien fue inmediatamente a la casa para recuperar la Hostia y llevarla a la iglesia de San Esteban convocando una procesión solemne. La Hostia sangró por tres días consecutivos. Luego, fue colocada en un rico relicario de cera de abejas.

En 1340 se verificó un segundo milagro. El sacerdote abrió el tabernáculo y encontró el recipiente de cera roto en pedazos. En su lugar, había un recipiente de cristal con la sangre de la Hostia mezclada con la cera. Actualmente la Sagrada Hostia se conserva en un trono eucarístico del siglo XVIII, ubicado en la parte superior del altar mayor. La iglesia de San Esteban es hoy conocida como el Santuario del Santo Milagro.

A lo largo de los siglos la Hostia ha destilado sangre, y en esas ocasiones han visto aparecer imágenes de Nuestro Señor Jesucristo. Entre los testigos del prodigio se encuentra San Francisco Xavier, apóstol de las Indias, quien visitó el santuario antes de embarcarse para las misiones.

Desde que ocurrió el milagro se realiza todos los años, el segundo domingo de abril, una procesión con la preciosa reliquia desde la casa de los esposos hasta la iglesia de San Esteban.

El milagro eucarístico de Santarém nos recuerda la importancia de tratar la Eucaristía con el mayor respeto y devoción posible, como un sacramento sagrado que debe ser recibido con humildad y reverencia y cómo incluso un pecado tan grave como es un sacrilegio puede ser reparado con verdadero arrepentimiento y adoración.

¿Se puede venerar?

  • El Milagro de Santarém es expuesto cuando peregrinos lo piden con anticipación. Entonces lo pueden contemplar muy de cerca. La Sangre sigue en estado líquido, 750 años después de que ocurrió el milagro.
  • Todos los años, en el Segundo Domingo de abril, El Milagro Eucarístico sale en procesión desde la casa
    de los esposos donde ocurrió el milagro, en la Vía delle Stuoie hasta la Iglesia del Milagro.

¿Dónde está ubicado?

  • Santarém se encuentra a 45 kilómetros al norte de Lisboa y a pocos kilómetros al sur de Fátima.
  • Santuario del Milagro Eucarístico de Santarém, Escadinhas do Milagre 6, 2000-069 Santarém, Portugal
<<Al estar ante Jesús Eucaristía
nos hacemos santos>>
– BEATO CARLO ACUTIS